sábado, septiembre 02, 2006

Yo que sé, que es esto. Me salio de los dedos.

Un niño recoje una pelota en una calle desierta. Solo se oye una bocina de un coche. El niño mira sin sobresaltarse. El coche esta aparcado en la esquina derecha al norte. Junto al quiosco de buñuelos de Don Tomás. Junto al semáforo que siempre está apagado, junto a la boca de incendios pintada con grafitti.
Del coche, un coche negro, baja un hombre vestido de gabardina gris. Aunque no llueve hace frío, pero el niño no lo nota, siempre está en la calle, y no le desagrada el frío: siempre mejor que el fuego que hay en casa.
El hombre camina hacia el niño; éste se ha quedado inmovil, en jarras, con la pelota entre su antebrazo y el costado. Se miran fijamente, hasta que el hombre para a unos dos metros de distancia.
-Parece que el agente no tiene a quien preguntar por lo de anoche- dice el niño con un tono cansino.
El agente se quita las gafas de sol, gafas verde oliva, y le pregunta:
-¿Que sabes de la niña que violaron ayer?
-Que no la violaron; ella quería.- contesta el niño con su conocido tono cansino.
-Ya claro, ¿Y que más?-
-Que no era una niña.
-¿Cómo?, ¿Cómo sabes que no era una niña?
-Por la edad que tiene usted agente- devuelve el niño, ya con un tono mas vivo y mirando hacia el sur de la calle. Da un pequeño saltitio sobre las puntillas, para mirar por encima del hombro del agente, y le dice de nuevo- era tu madre, cabrón.

-Escucha. La carrera duró varias horas, con paradas sucesivas, subidas a edificios colindantes y saltos por diversos tejados. Murieron dos agentes en la operación y no atraparon al niño. La niña desaparecida nunca la encontramos, aunque sabemos que existen numerosos burdeles que las utilizan para exportarlas a otros países. Por tanto Mike, si ahora me estás diciendo que en el barrio de "ferrito", han secuestrado a tu hija, lo siento. No podemos hacer nada. En ese barrio no entramos ya.- concluyó el Sargento Fespeto, ante la que ya supondrá el lector, rogada petición que le hizo el agente Mike.

4 comentarios:

popileroy dijo...

nunca debí llevarte a ver Barton Fink......

BAR dijo...

VAYA, UN AIRE BASTANTE DENSO SE RESPIRA AQUI, Y DEBO CONFESAR TAMBIÉN QU ES UN POCO INCOMPRENSIBLE...SALUDOS

Anónimo dijo...

Debo ser la única persona a la que los relatos sin aparente lógica, de esos que a los habituales consumidores de licores tales como absenta, whisky solo y similares les salen cuando están en su máximo estado de embriaguez. Y lo mejor es que no te ha quedado forzaro, y que estimo que no ibas bebido. Felicidades, has conseguido lo que mucha gente busca y sin joderte el hígado.

(Pretendía ser un mensaje serio hasta que se me ha ocurrido el ejemplo del alcohol.)

Esther Hhhh dijo...

Tu relato me recordó, no sé por qué una película que me marcó y me encantó cuando la vi: Sin City. Basada en un cómic de Frank Miller que a Robert Rodríguez le encantaba, y que él mismo, junto a la colaboración del Sr Miller y de Quentin Tarantino, decidió llevarla a la pantalla grande, logrando transmitir el ambiente que en el propio cómic se respira.
No sé por qué, pero me recordaste un relato de estas tres manos juntas, que si solitas son de temer, juntas no te cuento.
Besitos