miércoles, septiembre 27, 2006

Otra noche en blanco.

Los dedos se resbalan por las teclas, sin llegar a pulsar ninguna. Son las tres de la madrugada e intenta no pensar en el bloqueo mental que intenta apoderarse de su ser. Debe escribir como sea pero no lo consigue, el procesador de textos sigue en blanco y su mente no puede atrapar el pequeño dragon que vuela en su migraña. Otra noche mas, otra noche menos. Las paredes arden en llamas, y los bomberos no acuden.

Y el asesino vive en la puerta de al lado, pero como no hace ruido al llegar por las noches, pues nunca es descubierto por él. Él sin saber que escribir, y el vecino con la mente a punto de estallar. Y él sin dar con los argumentos, con los personajes, con las victimas, con los policias, con los moviles, y el asesino durmiendo al lado. Paradojas en una sola planta; él mataría por escribir algo; el asesino dejaría de matar por poder contar sus desgracias.

Y una buena noche, el asesino que si sabe quien es su vecino, le hace por fin la proposición. Él escribirá, y después el asesino los matará a los dos. Y él que ya no tiene nada que perder, acepta. El asesino le entrega un cuaderno pequeño y rojo: aquí esta todo. Y él comienza a escribir.

Era de noche, una noche preciosa, con estrellas, con velas, con luna llena, y será por esto, que la maté. Otra vez la maté. Corrí, y corrí, sin mirar atrás, miré la hora y como siempre lo anoté en mi cuaderno de sucesos. Llegué a casa, tomé una ducha y fumando un cigarro en el balcón te volví a escuchar. Tus suspiros de escritor frustrado, me dieron la solución.

Y mientras el asesino prepara el gas, él disfruta mas que nunca del placer de escribir, Y como decía Poe, escribe desde el final, controlando el desenlace desde el principio.

Y termina con gusto el cuento, donde los dos hombres completos, erguidos, felices y abrazados, mueren lentamente ahogados en un vulgar ambiente a butano.

Cristino Fragoso.

3 comentarios:

Eulalia dijo...

Joer, morir por una historia...
Pobrecillo escritor metáfora de todos los escritores.
Pobrecillo asesino que no puede exhibir su vida.
Un beso.

BAR dijo...

ME ENCANTÓ ESTA HISTORIA, LO INTERESANTE HUBIERA SIDO Q L ESCRITOR SIGUIERA ESCRIBIENDO ACERCA DE LOS ASESINATOS DEL OTRO...NO SE, MI CABEZA VUELA...
SALUDOS (POR Q NO HAS PASADO POR MI BLOG?)

Esther Hhhh dijo...

A veces escribes cosas tan inquietantes...
Besitos