En
alguna sucesión de imposibles, surgió. Una rareza estadística, la vida en
el azufre.
Es como
un Laurel de Indias sobre la Rambla: no rompe, no rasga, solo ocupa y desplaza.
Y ya
todo es más Laurel y menos Rambla.
Cuando
crees que merma, solo es descanso. Cuando crees que vences, es una tregua.
Y ya
todo es más Laurel y menos Rambla.
Y al final te
levantas, miras hacia atrás y sonríes al caer tu penúltima lágrima.
Que todos
los fenicios levanten su copa y brinden al anochecer.
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