lunes, julio 20, 2015

Futuro falaz.

Establecer la diferencia entre lo que uno sueña y lo que recuerdas haber soñado, es una tarea nada fácil. Por otra parte no solo no es fácil, sino que seguramente sea falaz de definición.
Otra cosa distinta es establecer la diferencia entre lo que el destino nos ha traído (permitidme la licencia, no es por ser determinista), y lo que en su día soñamos/pensamos que sería ese destino.
Aunque sea distinto, sin duda establecer la diferencia entre uno y otro, seguramente sea igualmente falaz por definición.

Así en los sueños, el origen de la falacia surge en lo efímero del momento, en lo estrecho de la memoria para captar la esencia de lo soñado y ser capaz de retenerlo con el fin de poder recordarlo.

En cambio con el supuesto destino, la falacia surge de la desidia de juventud. En la juventud no hay tiempo para establecer esos horizontes. Todo es posible, todo se vuelve susceptible de probabilidad, simplemente en el poco tiempo que dedicamos a pensar en nuestro futuro no es posible establecer una planificación con una mínima tasa de éxito probable.

Y eso permite a los soñadores como nosotros seguir viviendo la vida como una aventura. Donde algunas mañanas no recuerdas lo soñado y otras no sabes que ocurrirá contigo el mes que viene.

Todo esto pasará...

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