lunes, mayo 03, 2010

Mardor. Presentación. 1.2

Levitar no era lo que mejor se le daba. Aún así era algo que podía hacer sin dificultad. Otra cosa era dedicar un minuto a mirar por encima de aquel muro que cercaba la mansión de los Knussen sin que le viera nadie. Sabía que aquella noche cerrada sería su mejor oportunidad hasta dentro de varias semanas.
Pasó por encima del limite hormigonado con un arbóreo movimiento; un suave descenso lo situó sobre el camino que llevaba hasta la entrada. Sudaba. Las ventanas de la construccion estaban oscuras a excepción de una en el extremo sur. Tras la ventana se intuía una silueta que recordaba a la vieja del Motel Bates.
Se acercó con sigilo al pie de la villa. Se suspendió de nuevo en la noche, y alcanzó el alféizar de la ventana iluminada. La silueta se apareció como un hombre. Plymouth. Plymouth Knussen.
Morder no era lo que peor hacía; incluso podía practicar sus colmillos sin que lo notase la víctima. Aquella misma tarde, en el bar de la cooperativa, había asediado al menor de los Knussen. Ahora tenía delante al primogenito.

Plymouth se miraba en el espejo de su cómoda mientras se atusaba el pelo recién engominado. Había quedado con los muchachos para ir de ronda otra vez. Fender, su hermano pequeño, se estaba retrasando.
Un reflejo blanquecino le forzó a retirar la mirada de su cabellera, y enfocar la ventana que tenía tras de sí, justo a su espalda. Encontró una sonrisa y un rostro con ella. Era Mardor. Se le heló la sangre mientras el bello de la espalda se le erizaba. Sabía que lo rondada, pero verlo en la ventana...

En cuanto se percató que Plymouth le había visto, inclinó su cuello hacia adelante en un golpe ágil y calculado para forzar el movimiento horizontal. La velocidad con la que atraveso la ventana, hizó que el cristal se rasgara como un papel.

El ruido fue tal, que Plymouth no se oyó gritar; ni sintió la mordedura, ni el crujir de su cuello.Solo aquel ruido mortal; certero y seco. Muy seco.

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