martes, noviembre 21, 2006

17 caminos.

EL otro día me acosté pensando en la energía necesaria para criar a este blog, y no me preguntéis porqué soñé con un extraño relato que se dividía en 17 caminos.

El primer camino era completado por un hombre que llegaba a la cima de una montaña ayudado de unos palos de esquí.

El segundo camino lo recorría una vieja majadera que contaba siempre el mismo cuento. Hace muchos años que nadie le pregunta nada, por lo que mete poca baza.

El tercer camino lo estaba pintando Robbin Williams, con una pintura que un actor americano llamado algo así como Buba, le daba con cierto aire de misterio.

El cuarto camino lo estaba destrozando la obra de un tranvía, en una ciudad donde después de varias décadas de desmantelar las viejas traviesas , algún polítiquillo de turno pensó que cualquier tiempo pasado fue mejor.

El quinto camino era largo. Cuando hacía frío no había nadie, ni las sombras de las casonas que lo intentaban arropar. Pero en verano, ¡ah, en verano!, hasta de noche había gente besándose.

El sexto camino esta lleno de heroinomanos riendo, sin dientes y con poco pelo. Rien por que creen que la calle de los locos esta al final de sus caminatas. Así con un poco de caballo y algo más de suerte, llegarán allí y se les pasara el mono.

El septimo camino adolece de cal en las paredes de las casas de tres alturas que lo delimitan. La fina arena que lo cubre, es la mezcla de esta perdida cal, y las cenizas de la gente que lo caminaba. Gajes de la guerra.

El octavo camino son unas leves pisadas de unos niños, que corriendo através de un trigal han creado lo que muchos se empeñan en destruir: un futuro mejor.

El noveno camino son las huellas de un hombre en la mojada arena de una playa. Éstas surgen del mar por donde continua el camino que llega a una extrañada selva. Antes poblada por hombres perseguidos. Hoy deshumanizada. Hoy mas selva.

El décimo camino es de tierra y piedras irregularmente mezcladas. El firme no es muy bueno y cuenta con un par de badenes que dificultan el paso de vehículos bajos, como los deportivos. En el se encuentra una puerta verde, que cualquier viajero, aun el poco avezado, encontrará con un cartel a su izquierda que reza "SOMOSEIS". Detrás de la puerta hay un trocito de vida de casi todas las personas por las que he sentido cariño.

El duodécimo camino es un camino largo, mucho mas de lo que lo era el quinto. A sus lados hay llanos extensísimos de amarillos girasoles por el este, y de verdes olivares por poniente. Las carretas en feria suelen inundarlo de manzanilla, jamón y cigarrillos. Suelo pensar en él, cuando añoro los tiempos de juventud.

El décimotercer camino es el que va de la casa de Daniel el Mochuelo a la de su amigo Roque el Moñigo. Este camino lo han recorrido millones de lectores. Aún así sigue lustroso y moderno.

El décimocuarto camino es el que recorre mi hijo cuando sale a su paseo matinal, observando el mundo con 83 cm de estatura y unos ojos que podrían llenar mil rostros. Este camino es al que mas envidia le tengo pues cuando yo lo miro, no es el mismo. Cuando yo lo miro esta dibujado con gruesos trazos adultos, casi sin colores, y sin duda con todas aquellas cosas que creemos conocer. En cambio cuando él lo mira se llena de colores de matices cambiantes, con un montón de novedades y sin duda con miles de pequeños objetos tendidos en él, que yo no veo.

El décimoquinto camino es el que nos gustaría recorrer todos los lunes, cuando levantados de otro fin de semana, intentamos insuflarnos de lo que algunos llaman "alegría de vivir" y yo denomino " el coraje del héroe del siglo XXI".

El décimosexto camino es el que recorremos todos los lunes, lleno de caras conocidamente extrañas, y de adultas sensaciones de responsabilidad. En esos momentos en que el coraje del héroe del siglo XXI, se ha convertido en el tercer bostezo inocente de una nueva semana.

El décimoséptimo camino será el que recorran los ojos de alguien por una pantalla, al leer las letras escritas por un extrañado hombre, con un teclado negro.

10 comentarios:

Eulalia dijo...

Terrible tu mirada, chicharrero, que reduce a diecisiete todos los caminos posibles.
Un beso.

Currymaedchen dijo...

y los que nos quedan por recorrer, espero.

_XaNa_ dijo...

Pues si, aunque pareciese mentira volví, digamos que yo estaba en mi camino particular.

El chicharrero terrible dijo...

Eulalia:
A veces uno lee un buen libro, y la historia nos envuelve tanto que al terminar nuestra vida parece una irrealidad, siendo por un tiempo la novela las únicas imágenes válidas, con la sensación que la vida se reduce a aquel libro. Si esta es tu impresión con mi reducción de la realidad, muchas gracias por tu comentario.
No ha sido mi intención, pero ya sabes que las letras tienen vida.

Curry:
Seguro, que quedan muchos mas, incluso algunos que hemos recorridoy ya no recordamos.

Xana:
Espero que tu camino se cruce por aqui de vez en cuando.

Anónimo dijo...

¿Qué libro leías?

popileroy dijo...

Cuantos caminos tiene que escribir mi amigo el chicharrero para que sus lectores queden contentos? Por mi parte, me ha gustado mucho el camino décimo, por la parte que me toca,y porque recuerdo parece madurar con el tiempo, como los buenos vinos. Sin embargo, mi camino favorito es el decimocuarto, por su antagonismo con el decimosexto y el diáfano acercamiento a otras realidades palpables.

PD. "Se propone" pa este jueves

El chicharrero terrible dijo...

Anonimo:
No logro encuadrar tu pregunta.

Popileroy:
No se cuantos he de escribir, pero espero que muchos. Lo curioso es que sin saber cuantos han leido el post, ninguno parece añorar el undecimo; que no es otro que el que recorren todos los lectores de este blog, minutos antes de llegar al mismo.
Con la esperanza de que alguno lo destacara, deje este pequeño minijuego entrelíneas, pero creo que incluso hoy en día nos falta tiempo a veces, hasta para leer los blogs con tranquilidad. ¡Y eso que es un hobbie!.

Anónimo dijo...

En tu comentario a Eulalia decías:
"A veces uno lee un buen libro, y la historia nos envuelve tanto que al terminar nuestra vida parece una irrealidad, siendo por un tiempo la novela las únicas imágenes válidas..."
Por eso pregunté por el libro.

Con respecto a tu anotación sobre el undócimo te diré que la reacción de los que, en la experiencia que yo tengo con el mío, l leen amenudo es como un nudo, extraña y a veces indescifrable. No se puede desatar y rara vez, al menos yo, puedo seguir el hilo. Yo escribo, a veces para ellos (no nos engañemos, la mayoría) pensando ellos, y en esos casos nadie responde. Se queda un vacío o no, pero sí una gran incógnita.

Este post es bárbaro

El chicharrero terrible dijo...

Anonimo:
Me refería a cualquier libro con cierta potencia. Recuerdo por ejemplo "Las ninfas" de Paco Umbral.
Me gustaría poder visitar tu blog.

Popileroy:
Si en algún momento aprovecho para dirigir lo que pienso a través de su persona; quizás sea por la gran confianza que usted me genera.

Paralelo 49 dijo...

Es cierto, a m í me pasa cuando leo a Márai y me creo que soy yo la que con tres palabras firma el mundo como Francesca, yllamo al cochero para que me lleve a escondidas por las calles de Bolzano. Ando de descalza por los bosques; me convierto en Anna; O termino pensando que es por mí que realmente hubo un último encuentro.


Por cierto en qué camino te quedarías al borde, sin recorrerlo, cuál mirarías sólo de lejos