miércoles, abril 07, 2010

Desaforada metafora.

En un repentino y desaforado grito resumió todo lo que cabía decir sobre aquellos meses que iban a comenzar.
Decididamente no podía dejar pasar aquella oportunidad de desgarrar los corazones de aquellos ingratos lectores.
Sin apartar la vista de ellos y sin dejar de teclear, escribió:

A esa, que llamas puta, es mi madre. A ese, que llamas cobarde, es mi padre. Lo que elogias, llamandolo obra de arte, es lo que fabrico para poder comer. Por tanto no te regodees pensando que entiendes mi arte, simplemente trágatelo y págalo.

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